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Creo en un acuerdo económico y social

jueves, 26 de abril de 2012 0 comentarios


Minutos después de haberse reunido con la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, para evaluar los alcances de la modificación de la Carta Orgánica de la entidad (ver página 16), el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren, brindó una entrevista exclusiva a Tiempo Argentino en la que confirmó que “la UIA apoya, en su conjunto, una petrolera nacional, una YPF nacional”, a la vez que reconoció que “sólo algunos sectores nos plantearon alguna inquietud, pero el apoyo es mayoritario”.

–Lo recibieron Julio De Vido y Kicillof para hablar de YPF. ¿Qué se concluyó en la reunión?
–Me explicaron cuál es la idea y el plan estratégico de crecimiento detallaron que el fin central es que haya nivel de derrame interno muy fuerte. Y eso lo establece el proyecto de ley. Este proyecto es un cambio de paradigma, según los interventores va a haber un management profesional, de alto nivel, y un fuerte desarrollo de proveedores locales para asistir con producto argentino a la industria petrolera y petroquímica. Y sobre todo en shale oil y gas. La meta es desarrollar proveedores locales para generar tecnología para exportar. Es un desafío muy importante y lo aceptamos, hay planificada una reunión en YPF con los proveedores de la UIA. Acá, en la privatización, se importaban bocas de tormenta y cables teléfono, y esto no puede volver a pasar.
–Hasta ahora hubo hermetismo y opiniones aisladas, pero ¿cuál es la posición de la UIA respecto de la nacionalización de YPF?
–La UIA no es la unanimidad industrial argentina. Hay algunos intereses distintos, pero mi función es encontrar la respuesta positiva a los discensos. La conclusión fue una gran expectativa positiva de esta nueva etapa, y alguna preocupación de que sea dentro de lo que es el marco legal correspondiente. Pero el tema está en una ley en el Congreso y tenemos que esperar a ver cómo se desarrolla. Y no está mal la preocupación, pero es mucho más fuerte el apoyo a esta visión estratégica, el apoyo a ver una gran empresa petrolera nacional, una YPF nacional. En esto hay unanimidad, es más, lo que muchos de nosotros no compartimos fue la privatización. En la UIA hay un apoyo mayoritario al proyecto de ley, prácticamente no hay discenso sobre si el petróleo tiene o no que seguir en manos privadas.
–¿No hay críticas internas al rol activo del Estado?
–No, eso ya no se discute. Este debate ya está viejo, la intervención del Estado ya no se discute, quizás sí podemos discutir la forma, pero no el fondo. El apoyo de la UIA es a tener una petrolera nacional.
–España tomó medidas a modo de “represalia” y muchos medios difundieron un mensaje de alerta. ¿Qué opina?
–Creo que están (en España) en un momento económico difícil, y con una decisión de estas, eso se potencia. Indudablemente no llega en un buen momento la quita de Repsol. Pero de todas maneras, veo que la actitud de España cambió, hay que tranquilizarse. En el 2001 decían desde afuera que nos iban a embargar los aviones, que los barcos nos iban a llevar las exportaciones, y que nadie iba a depositar en Argentina. Querían que vendamos los parques nacionales para pagar los bonos samurai. Daban por explotada la Argentina, pero tenemos que calmarnos y dejar de escuchar las premoniciones.
–Cambiando de tema, se acerca la elección en la CGT y hay dos grupos que pelean por lo mismo, uno con Moyano y otro con Caló…
–El escenario ideal es una CGT unificada, con interlocutores que representen al sector. Si se atomiza la representación, es más complejo. Por eso es mejor que lleguen a un acuerdo. Yo creo en el acuerdo económico y social, y para que eso se mantenga, los muchachos se tendrían que sentar a charlar. Siempre hemos tenido agendas con la CGT. En los últimos tiempos, y como nunca en la historia, hemos negociado paritarias, todas se llevaron adelante en forma normal, pero funcionó. Y lo mismo ocurrió con el Consejo del Salario. Ha habido una gimnasia muy importante y funcionó el mecanismo, pero necesitamos una agenda de más largo plazo. Si la CGT se rompe, el panorama es más difícil. El proyecto nacional está en un momento muy interesante, el tren vuelve a pasar, y no lo podemos perder. Por eso hay que dialogar.
–El mundo está en crisis, ¿qué cifras de crecimiento vislumbran para la Argentina?
–El 54% de la demanda del mundo está en crisis, y a los que no lo están padeciendo, directamente los impacta. Esta zona del mundo es muy apetecible, porque tiene demanda. En Europa y Estados Unidos debaten el tamaño del ajuste y eso nosotros lo aprendimos. Mientras la economía no vuelve a generar demanda, siguen los problemas. La región sigue creciendo y hay una posibilidad macroeconómica enorme. Y son datos objetivos. Nosotros vemos una perspectiva de crecimiento de entre el 4 y 5% lo cual es normal en este contexto mundial.
–¿Los empresarios acompañarán el crecimiento?
–Por supuesto. A lo mejor, los empresarios tendríamos que invertir más en cuanto al nivel de demanda que hay. Es una realidad del sector, pero nadie deja de invertir porque es perverso, y eso hay que solucionarlo. Pero me parece que una de las claves es que preservemos el mercado interno, que nos ha hecho crecer en estos años. Y hay que mantener el poder del salario real, no el nominal.
–¿Qué rol tiene la unión con Brasil en este contexto?
–Brasil es clave, en un mundo con problemas, es un momento histórico para consolidar la integración. Estamos en un momento muy importante, que nunca viví con Brasil, tenemos problemas y oportunidades comunes: Brasil está bien en los números de la economía, pero si mirás la industria, tiene U$S 939 millones al año de déficit de manufacturas de origen industrial. Tuvo un proceso de primarización de su economía muy alto. Ellos nos veían como un mercado, y hoy nos ven como un socio para defender una región industrial. Pero quiero destacar que este proceso está encabezado por el acuerdo que firmaron las presidentas Cristina y Dilma. Las primeras semanas del mes que viene nos reuniremos con las industrias nacionales de Brasil (CNI) en San Pablo y luego nos juntaremos en Buenos Aires. La idea es que creemos un Centro de Estudios para la Competitividad Regional.
Fuente: Tiempo Argentino

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