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Epoca de vacas flacas

jueves, 26 de abril de 2012 0 comentarios

“Es una época de vacas muy flacas”. Campera, descriptiva y poco alentadora, la frase se escucha con frecuencia en ámbitos oficiales. Así como están las cosas, será difícil cerrar el ejercicio 2012. Con un mercado internacional prohibitivo debido a las tasas de interés pretendidas por los prestamistas, y sin un compromiso firmado desde Nación para asistencia por fuera de los montos coparticipables, el panorama es sombrío.

La cara del problema es financiero, pero el cuerpo es político: Buenos Aires necesita de un aire que la Casa Rosada le retacea.

Obliga la situación a controlar las erogaciones, establecer prioridades, reasignar partidas, postergar pagos y aguzar el ingenio en la búsqueda de nuevos recursos. No aceptan en el gobierno provincial hablar de “ajuste”, pero reconocen en distintas dependencias que hay “recorte de gastos”, o “cautela hasta no saber cómo evolucionará la economía en los próximos meses”.

En números fríos, y aún con un dos por ciento más de recaudación que la estimada en el Presupuesto, la administración bonaerense necesitará entre 8.000 y 9.000 millones de pesos para quedar balanceada. Es la cifra que dejan trascender desde el gobierno, pese a que algunos analistas dicen que podría superar los 10.000 millones.

La faltante se cubre básicamente con dos fuentes de financiamiento. Una: el Gobierno nacional, con mayor liquidez que las provincias y más posibilidades de obtener recursos, como, por ejemplo, la utilización de reservas del Banco Central. Dos: créditos internacionales.

En el primero de los casos talla el humor político ambivalente que reina en la Casa Rosada. Con las elecciones aún demasiado lejos, pero ya presentes en la clase política, sobre todo en el oficialismo, las internas del FpV se juegan también -y en mayor medida que lo reconocido- en el campo de las finanzas. La falta de un compromiso firmado por una asistencia determinada conlleva a una desgastante negociación permanente.

De los tres primeros meses del corriente, la Provincia cerró sus números sin pedirle asistencia a Nación, excepto una pequeña partida en marzo. Quizá de ahora en más deba hacerlo todos los meses, sin que haya seguridad de recibirla. En caso de negativas, echará mano a las Letras de Tesorería, o a extender todos los pagos.

El segundo aspecto es aún más complicado. Si gran parte del problema radica en los efectos de la extendida crisis europea, y a eso se suma una pérdida de confianza de los inversores tras la estatización de YPF (la cual es apoyada por el gobierno bonaerense), colocar un bono de deuda for export es casi una utopía. Las tasas con las cuales pretenden prestar dólares los financistas internacionales están lejos de las pretendidas por quienes manejan las cuentas provinciales.

Así, la entrada de los mil millones de dólares autorizados por el Presupuesto queda, como mínimo, demorada. Se habla de no menos de tres meses para que la confianza pueda restablecerse y la calificación de Argentina vuelva a subir.

En rigor, no parece haber otra salida que la de la asistencia nacional o la de la apertura de los mercados internacionales. Unos 4.000 millones de la primera (por fuera de los montos de coparticipación) y otros 4.500 de la segunda, pero si los mercados siguen imposibles, desde las arcas nacionales tendría que derramarse mucho más de lo estimado en principio. Confían cerca de Scioli que “si Nación tiene recursos, nunca va a dejar una provincia sin asistencia; de hecho, hasta ahora jamás ha pasado”.

Una tercera posibilidad para engordar las arcas acaba de ser utilizada por el Ejecutivo bonaerense: subir la presión tributaria y, además, pedir mayor margen para colocar Letras del Tesoro. Será una vitamina, pero no el alimento necesario.
Fuente:La Tecla

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