
Ya es ley el traspaso de la red de subterráneos y 33 líneas de colectivos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El Frente para la Victoria consiguió el respaldo abrumador de 162 votos al proyecto que ratifica el acta firmada por la Nación y la Ciudad el 3 de enero, en tanto que 54 diputados se opusieron y 18 se abstuvieron. Los representantes del PRO, flojos de argumentos, se concentraron en atacar al oficialismo y los bloques que respaldaron la iniciativa, acusándolos de abandonar el federalismo. “El señor jefe de gobierno no debe excusarse más. Lo votaron para gobernar y resolver los problemas y no para comentarlos”, aseguró el jefe del bloque del FPV, Agustín Rossi.
Algo más de ocho horas le insumió a la Cámara Baja el debate del proyecto que había sido aprobado en el Senado. Diana Conti, en su condición de presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, aseguró que no se estaba evaluando un traspaso de competencia “sino devolver a la Ciudad lo que siempre fue de la Ciudad”. Afirmó también que el jefe de gobierno, Mauricio Macri, ya ejerció su condición de controlante del servicio de subterráneo no sólo cuando firmó el acta “sino también al decretar el aumento de tarifas”.
Los discursos más virulentos surgieron desde las bancas del macrismo. El primero en rechazarlo fue Pablo Tonelli. Aseguró que el traspaso “es inconstitucional”. Muy cerca del legislador, se encontraba su compañera de bancada, Gabriela Michetti, quien no logró disimular en su rostro el malhumor que le generaba la segura derrota al momento de votar.
La escasez de argumentos para repudiar el proyecto llevó a que muchos de los legisladores de la oposición optaran por recurrir a la sumatoria de adjetivos. Esto es, cuanto más sumen en una frase parece ser más importante el rechazo. “Federalismo engañoso”, se indignó la joven macrista Soledad Martínez. El también macrista Alberto Triaca prefirió el “mamarracho político”. En tanto que Silvia Majdalani (PRO bonaerense) coincidió con el peronista federal Enrique Thomas, al advertirles a los intendentes y gobernadores que el gobierno nacional puede “castigarlos” de la misma manera que, a su entender, hace con Macri.
Federico Pinedo fue el último macrista en hablar. Fustigó al gobierno nacional, al que definió como “unitario” y “el peor de todos”. Luego reclamó “una solución real al problema para que no se desintegre el sistema de transporte”.
El proyecto generó un quiebre en el interbloque del Frente Amplio Progresista (FAP), cuyos integrantes votaron divididos. Los socialistas (salvo Roy Cortina) y Unidad Popular se abstuvieron. Los diputados del GEN y del Frente Cívico de Córdoba votaron de manera negativa.
Entre las voces oficialistas surgió la del titular de la Comisión de Presupuesto, Roberto Feletti: “Quiere gobernar el país pero no puede administrar la red de subterráneos”, azuzó. El radicalismo fue uno de los bloques que aportó sus votos para la sanción de la norma. Ricardo Gil Lavedra, presidente de la bancada, negó que el proyecto sea inconstitucional y fundamentó su respaldo al sostener que “la defensa de la autonomía de la Ciudad es inseparable de la UCR”. Sólo mostró disidencia en el traspaso de las 33 líneas de colectivos que tienen sus recorridos exclusivamente en territorio porteño. El cierre de los discursos estuvo a cargo de Rossi. El presidente del bloque oficialista remarcó que el de Capital Federal es “el único gobierno local que no administra su sistema de transporte de pasajeros”. Le recordó a los legisladores del PRO que todos municipios del país, algo más de 2000, se hacen cargo de ese servicio y, por lo tanto, afirmó que los argumentos de rechazo del jefe de gobierno “suenan a algún tipo de capricho”. Es más, aseguró que “Macri sigue con argumentos y excusas. Pero en lo único que no puede excusarse es en su propia responsabilidad; porque cuando uno gobierna tiene que resolver los problemas, no sólo comentarlos”.
Fuente: Tiempo Argentino
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