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Las máscaras de la oposición y la agenda del Congreso

lunes, 1 de octubre de 2012 0 comentarios

Suele resultar complicado determinar –de forma fehaciente– la existencia de los hilos que controlan a uno o varios dirigentes políticos o legisladores y que los hacen moverse de una determinada forma y en una marcada dirección. Sin embargo, en los últimos meses, sobre todo ahora que se acerca peligrosamente el 7-D, o el día que se aplicará el artículo que exige a las empresas de medios "adecuarse" a los parámetros de la ley, al Grupo Clarín poco le importa si esos diputados o senadores "se copian" los argumentos para que le defiendan sus privilegios. Así, fue posible ver cómo legisladores del PRO, el radicalismo, alguno que otro del FAP y la Coalición Cívica, utilizaron casi las mismas frases para, por ejemplo, atacar la designación de Martín Sabbatella al frente de la AFSCA. Entre estos dirigentes (los que se copian los argumentos) y los estudiantes de Harvard (esos de las preguntas preconcebidas) hay puntos en común. Aquellos legisladores y estos estudiantes parecen no ser muy proclives al estudio. Lo demuestra la repetición de consignas extraídas de títulos del gran diario, a la que le suman dos o tres frases que provienen del "sentido común". Incluso se realizan algunas afirmaciones cuyo único objetivo es cumplir con aquello que dice: que la realidad no arruine una buena frase.
Por caso, cuando el Senado debatía un proyecto de comunicación para expresar el repudio a una tapa de la revista Noticias ofensiva hacia la figura presidencial, la senadora Norma Morandini (FAP-Córdoba) no sólo se negó a respaldar la iniciativa que impulsaba el FPV, sino que aprovechó para afirmar que algunos problemas de este tipo se producían porque el gobierno nacional no terminaba de aplicar la Ley de Medios. Fue tan extraña la comparación, que hasta el senador salteño, Juan Carlos Romero, de reconocida oposición visceral al kirchnerismo, tuvo que explicarle que estaban hablando de una revista, un medio gráfico, que nada tiene que ver con la ley a la que ella hacía referencia, porque se concentra en los medios audiovisuales.
A la hora de cumplir con la consigna "todos contra Sabbatella", para evitar que asuma la conducción de AFSCA, los diputados y senadores se despacharon duro contra el ex intendente de Morón, ese que muchos alabaron y reconocieron durante años como lo solía hacer Laura Alonso (PRO). Ahora resulta que es un incapaz y, recordando siglas célebres de tiempos de la colimba, un verdadero ITS (Inútil Todo Servicio). Hasta le hicieron, por su pasado político, un sorprendente perfil psicológico. "No está calificado de acuerdo a la ley, está calificado para ser cruel, está calificado en términos de la 'orga'. Es un stalinista y todo stalinista es cruel", fue la frase exacta. Si no fuera porque hace 35 años atrás un comentario así podía costar la vida, sería una salida jocosa. El problema es que lo pronunció Elisa Carrió, una legisladora nacional que suele jactarse de conocer al dedillo el derecho constitucional y autocalificarse de humanista.
Mientras los legisladores de la oposición se estorban entre sí para ser el más opositor, a los ojos del gran diario, el paso de la presidenta Cristina Fernández por los Estados Unidos dejó una pista más que interesante. Cuando el joven estudiante de Harvard, que ocultó su condición de funcionario PRO, le preguntó por la posible reforma constitucional, la presidenta dijo que en la Argentina "se discute si puede haber reelección o no, si hay que reformar la Constitución, si tiene que haber un sistema presidencialista o parlamentarista, si hay que legalizar el aborto o si no hay que legalizarlo, si los jóvenes de 16 años tienen que votar o no votar, si hay que despenalizar o no el consumo de drogas; se discute, en la República Argentina se discute." Si bien la frase terminó pasando inadvertida, lo cierto es que Cristina Fernández de Kirchner dejó en claro cuáles serán los cinco temas que formarán parte de la agenda político-parlamentaria de los próximos años.
La presidenta se cuidó de no regalar pistas sobre cuál es su preferencia, pero sí le puso un tilde a los temas que hacen al modelo político, social y económico que vive el país desde 2003. Es un llamado de atención, sobre todo para que el oficialismo y para que aquellas organizaciones que luchan por una ley de aborto elaboren estrategias de discusión y negociación de estos puntos destacados por la presidenta. Un cambio en el sistema de gobierno, de presidencialista a parlamentario, implica una reforma constitucional. Todo es discutible, como afirmó Cristina Fernández de Kirchner. Lo bueno, en todo caso, es que se pueda debatir y es una prueba –mal que le pese a esos estudiantes y a la oposición– de que la libertad de expresión existe y es más amplia de lo que afirman.
Hasta el momento, por ninguno de estos temas, salvo por la negativa, la oposición mostró una postura clara o alternativa. Pero cuando se les pregunta qué harían en caso de ser gobierno, las máscaras se caen.
Fuente: Tiempo Argentino

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